Los Actores del Conflicto y sus Intereses


ISRAEL

Uno de los principales actores dentro de este teatro de operaciones, bajo el cual se cobijan diferentes facciones bajo una misma bandera, mismos objetivos, mismas ideas pero con nombres y apellidos distintos.



En primer lugar encontramos el llamado “movimiento Sionista”. Ellos mismos se basan en una doctrina política que surgió a finales del siglo XIX y cuyo objetivo en el momento de su fundación era el conseguir la unión de todos los judíos de la diáspora y la creación de un hogar nacional judío. Encontramos sus orígenes en la palabra Sión (Jerusalén), la ciudad de la sagrada Biblia.



De este primer grupo deriva la organización Sionista Mundial. Tiene sus orígenes tras dar lugar el primer Congreso Sionista, operando como un gobierno en camino hasta la creación de Israel a través de la agencia Judía. Los fines de esta organización no son otros que los de adquisición por parte del pueblo judío de una conciencia nacional como tal, concluyendo así la adquisición de un territorio específico y asentando las bases de un nuevo estado, atendiendo con estos fines por los cuales un pueblo adquiere conciencia de nación.



Otro actor bajo la bandera de Israel, es el Fondo Nacional Judío. Fundado en 1901, su principal objetivo fue la adquisición de terrenos en tierras Palestinas para su posterior colonización. Destacó por su importancia durante la primera mitad del siglo pasado en la inmigración legal e ilegal y en el establecimiento de los kibutz.

El Congreso Judío Mundial fundado en 1936 para garantizar la supervivencia y la unión del pueblo judío con presencia en 65 países. Esta disgregación por parte del pueblo judío amenazaba con la pérdida de esa conciencia común que los mantiene como único pueblo y que ante ese hecho requiere de la fundación de una organización que los cobije. Dispone de cuatro oficinas principales en New York, Jerusalén, Paris y Buenos Aires. Su finalidad es proteger los derechos de los judíos, luchar contra el antisemitismo y contra el movimiento nazi. Luchan por la devolución de las riquezas judías que fueron robadas por e régimen nazi. Esta es una de las principales causas con las que Israel justifica sus acciones ante la opinión internacional justificándose con las atrocidades cometidas contra el pueblo judío durante el exterminio nazi.

Grupos sociales que encontramos en Israel
Según la ley tradicional judía (Halacha) un judío es una persona nacida de madre judía o alguien que se ha convertido a la creencia judía bajo la dirección de un rabino.




La tendencia es a creer que solo hay una clase de judíos y que todos conviven bajo unas mismas ideas, aunque si se profundiza en el tema se ve que el “pueblo” judío es más heterogéneo que homogéneo. Los judíos se pueden dividir en tres grupos principales: semitas, sefardíes y asquenazíes.

Los Asquenazíes, grupo principal de judíos europeos que vivían en Alemania y los países eslavos”. Según los propios judíos, el año 1.900 vivían dos terceras partes de los judíos o sea, 7’1 millones de un total de 10’7 millones en todo el mundo, en Alemania y los países eslavos. Fueron estos asquenazíes los que emigraron por millones a los EEUU antes y después de la II Guerra Mundial. Forman la élite del país. De habla yídish (variante del alemán). Llegaron a Palestina a finales del siglo XIX y principios de XX. Sentaron las bases del nuevo estado con ideas socializantes y tres pilares: El partido laborista, el sindicato Histardut y la colonización rural a través de los kibutz o cooperativas agrícolas. Controlan hoy día más del 30% de las exportaciones del país.




 Los Serfadies, otro de los grupos sociales israelíes que constituyen el 60% de la población judía del mundo. Tienen sus orígenes en los judíos expulsados por parte de los Reyes Católicos de la península ibérica. Se caracterizan por su castellano antiguo y por su fidelidad a la tradición babilónica. Actualmente son caldo de cultivo para los ultra ortodoxos del Shas.

Tras el hundimiento de la URSS otro grupo inmigrante  llegó a territorios de Palestina, los judíos rusos. Su número asciende a casi un millón. Comparten con la élite su origen europeo, son de ideología conservadora, siguen hablando ruso y votan a sus propios partidos.



Los Falashas o judíos etíopes con más de 75.000 personas se encuentran en una posición inferior al resto, pues no son reconocidos por los demás grupos, la política los ignora y sus jefes tribales no son reconocidos por los rabinos. Fueron llevados a Israel en dos operaciones; operación moshé y operación Shlomó. Forman el escalón mas bajo de la sociedad judía, aunque por delante de las minoras no hebreas.

Otro grupo que conforma el mosaico judío son los cristianos. En su gran mayoría son de origen árabe y forman la segunda minoría no judía del país, con una población de unas 100.000 personas que habitan en Nazareth, Sheferam y Haifa.


 Una de las minorías más ignoradas dentro del proceso de paz, son los palestinos israelíes, que constituyen casi el 20% de la población que se concentra sobre todo en Galilea. Su posición actual es la de muestras de apoyo en la Intifada llevada a cabo por sus hermanos palestinos.

Y por último, la minoría de origen Druso. Alrededor de 20.000 personas que viven en aldeas en el norte de Israel y que pertenecen a una secta del Islam con autonomía social, cultural y religiosa. Carecen de privilegios y son considerados ciudadanos de segunda clase, no llegan a alcanzar puestos relevantes dentro de su sociedad y no tienen los medios suficientes para recibir estudios.

OLP

La OLP cuyas siglas son el acrónimo de Organización para la Liberación de Palestina fue creada por la Liga Árabe en 1964. Fue originalmente creada como una coalición de movimientos políticos y paramilitares, cuyo principal objetivo consistía en la eliminación del estado de Israel mediante la lucha armada y otorgar la autodeterminación a los árabes palestinos que habitaban la región antes de la creación de Israel.



Desde su fundación fue controlada principalmente por el gobierno egipcio y financiada por donaciones de otros países árabes, extorsiones, tráfico de drogas y otras prácticas ilícitas, de hecho, fue considerada por los servicios de inteligencia británicos como la organización terrorista más rica del mundo.

Al principio la intención de crear la OLP fue la de unificar todas las facciones y movimientos tanto políticos como armados que existían en Cisjordania (antes perteneciente a Jordania) y Gaza (anteriormente Egipto) para luchar contra Israel desde dentro de sus fronteras, realizando ataques terroristas y de sabotaje.



Su primer presidente fue Ahmed Shukeiri. En 1967 después de la guerra de los 6 años le sucedió Yahya Hamuda para después alzarse con el poder Yasser Arafat, también conocido como Abu Amar y líder del partido Al Fatah una de las principales facciones y de corte más moderado. Durante los años 70 y 80 la OLP muestra su cara más violenta y descontrolada entrando en conflicto con otros países árabes. En 1982 participa en la guerra civil del Líbano entre cristianos y musulmanes a favor de éstos últimos llevando a cabo masacres, lo que le granjeó una imagen de organización genocida en el resto del mundo. Durante estos años también experimentó conflictos con Jordania cuando el entonces rey de Jordania, Hussein, ordenó realizar un ataque contra las organizaciones palestinas radicadas en aquel país por miedo a que tomasen el control y le expulsaran del poder, este ataque desembocó en el llamado Septiembre Negro durante el cual fueron atacados sistemáticamente los campos de refugiados palestinos causando entre 1000 y 30000 muertos la mayoría de ellos eran civiles. También tuvo sus desavenencias con Egipto debido a la asunción del poder por parte de un partido más moderado.

En los años 90 la política de la OLP da un giro inesperado adoptando la solución de dos estados, Israel y Palestina, conviviendo en paz. En 1991 Yasser Arafat y el entonces presidente de Israel Isaac Rabin (asesinado poco después por un radical hebreo) intentan firmar un acuerdo por el que la OLP reconoce el estado de Israel, dando lugar a los acuerdos de Oslo firmados en 1993 por los cuales se reconoce a Israel como estado y por su parte Israel reconoce a la OLP como legitimo representante del pueblo palestino.



La firma de estos acuerdos dan lugar a disputas y rivalidades dentro de la OLP sobretodo por parte de las facciones más radicales como el Frente Democrático por la Liberación de Palestina y otros que plantean esta lucha no como una consecución de la autodeterminación del pueblo palestino si no como una guerra santa, tal es el caso de Hamas y de Yihad Islámica, que siguen sin reconocer al estado de Israel.

En 2004 muere Arafat y le sucede al frente de Fatah y la OLP Mahmud Abbas. A partir de esta fecha se crea la Autoridad Nacional Palestina (ANP).

ONU y UE

Estos actores que podrían parecer resolutorios en cualquier conflicto, en realidad no lo son. Y no lo son porque son organismos compuestos por múltiples actores, cada uno de ellos con objetivos propios.

El objetivo fundamental que reflejan los documentos emitidos por ambos organismos es el mismo, la paz en la zona, aunque se podría llegar a pensar, por los resultados obtenidos, que no es ese el objetivo. Una lectura perversa de lo acontecido en la zona podría hacernos pensar que se utiliza a Naciones Unidas y a la Unión Europea como anestesiante de las fuerzas palestinas.



La ONU ha dictado múltiples resoluciones (la lista parece interminable) que condenan las actuaciones de Israel, pero sin medidas de fuerza efectivas que las acompañen son, simplemente, papel mojado. Condiciona todas las “hojas de ruta” al fin de la violencia. Muchas de las islasi están controladas por facciones enfrentadas al gobierno palestino y, a su vez, enfrentadas entre sí, por lo que resulta extremadamente difícil tal medida. Ante esta situación, opta por crear un nuevo ámbito de decisión (el Cuarteto) que decida sobre el conflicto, centrando su actuación en medidas de carácter humanitario.



El Cuarteto está formado por EEUU, Rusia, la UE y la ONU. Su inclusión (la de NU) en este nuevo grupo, puede entenderse como transmisor de información, ya que su visión del conflicto está condicionada desde dentro por dos los otros tres integrantes. El Cuarteto diseñó una ¿última? hoja de ruta que comenzaba, como no podía ser de otra forma, con el fin de la violencia. Para ello de reforzaría el poder del estado palestino para controlar los grupos revolucionarios. La UE incrementará (ya lo ha hecho) las ayudas de todo tipo, económicas, fiscales, etc.  y se prevé la llegada de un cuerpo mixto civil-militar que implemente el desarrollo de cuerpos de funcionarios palestinos (justicia, policía, administración…) Si estas medidas tienen éxito y consiguen el orden de los territorios palestinos se continuaría con las negociaciones. Estas llevan al establecimiento de fronteras  temporales, que nunca llegarían a las originales de 1.947, hecho que podría devolver la zona al estado de violencia en el que vive.

Tanto la ONU como la UE consideran que el conflicto debe tener una solución regional, contando integrando en su resolución a los vecinos de Israel (Líbano, Siria y Jordania). Se amplían los plazos y se sigue con las negociaciones… mientras Israel consolida su posición.

EEUU

Estados Unidos e Israel, dos de los principales actores dentro de este teatro de operaciones situado en la ribera sudoriental del mar Mediterráneo guardan una estrecha relación en la evolución de sus intereses. Ésta relación ha ido evolucionando desde su alianza durante el inicio de la Guerra Fría hasta la actual simbiosis que une a ambos países. Estados Unidos fue el primer país en reconocer al Estado de Israel, seguido por la Unión Soviética.


Se puede afirmar que Estados Unidos ve en Israel un principal aliado con poder nuclear que garantiza una cierta estabilidad dentro del amplio mosaico de culturas enclavadas en Oriente Medio. La política americana ha estado marcada por garantizar sus reservas petrolíferas en aras de explotar otras muchas en distintos lugares del mundo, y la zona de Oriente Medio se caracteriza por sus grandes pozos petrolíferos. En un primer momento, los intereses compartidos con Arabia Saudí y otros países Árabes moderaron la política americana equilibrando su apoyo a Israel sin mostrar claros intereses por este último. El hecho de estar situado en una importante zona de interés geoestratégico para EE.UU. hace que continúe siendo un  objetivo básico en la política hegemónica de Washington. Para poder desplegar el ejército y colocar bases militares, Estados Unidos precisa de alianzas con países de la zona. Por esta razón, la aproximación a los regímenes árabes fue uno de los objetivos de la política estadounidense desde principios de siglo, siguiendo las presiones de las compañías petrolíferas.


Sin embargo, a partir de 1948, la creación del Estado de Israel introdujo un factor de tensión en la región que se trasladó a las relaciones de los actores de Oriente Medio con Estados Unidos. Las alianzas con los Estados árabes siempre han estado sometidas a esta tensión, lo que las hace poco fiables a largo plazo. Durante mucho tiempo el Gobierno de Washington intentó solucionar la disyuntiva entre Israel y los aliados árabes manteniendo las alianzas con los dos, apoyando a los gobernantes amigos y actuando como puente entre las distintas partes implicadas en el conflicto árabe-israelí. Un claro ejemplo de esta intermediación entre la Casa Blanca y el gobierno de Israel fue el conocido “Plan Clinton”. En Septiembre de 2000 estalla una nueva Intifada que puso fin a la negociación llevada a cabo por Israel con Palestina por salvaguardar los intereses de ambos en la zona. El entonces presidente Bill Clinton trato de salvar el proceso de paz en Oriente Medio, tratando de poner fin en quince días un conflicto de cincuenta años.



Principales puntos del plan Clinton
•    Jerusalén: Los barrios de Jerusalén este conquistados en 1967 serían transferidos a los palestinos, mientras que los controlados por los judíos en esta zona pasaran a ser de plena soberanía israelí. La explanada de las mezquitas sería controlada por los palestinos en reconocimiento de a sus derechos sobre el tercer lugar santo del Islam pero los judíos controlarían la zona subterránea.
•    Refugiados: Israel no reconoce el derecho al retorno de los refugiados palestinos que fueron obligados a abandonar sus tierras. Se planteó la posibilidad de retorno de aquellos que fueron expulsados cuando se creo el estado israelí siempre que se exigiese volver a sus antiguos domicilios y aceptase asentarse en lo que sería el futuro estado de Palestina.



•    Fronteras y territorios: Las fronteras del futuro estado serían las que existían antes de la guerra de 1967. Israel se retiraría de un 95% de Cisjordania y del 100% de la franja de Gaza. Los asentamientos de Cisjordania permanecerían bajo la soberanía israelí.
•    Acuerdos de seguridad: Establecimiento de destacamentos y cuarteles militares israelíes a lo largo del valle del rió Jordán, en territorio palestino.
•    Fuerzas internacionales: Se preveía el despliegue de fuerzas internacionales para vigilar y certificar la aplicación de los acuerdos.



 •    Fin del conflicto: Las dos partes declararan el fin de conflicto al firmar el acuerdo. Cuando se hallan desarrollado todos los puntos los palestinos renunciaron, en una declaración solemne a plantear futuras reivindicaciones a Israel.

¿Qué consigue EE.UU. con esto?, pues reafirmar su influencia en la región, permitiendo impregnar sus intereses por todo el tratado de paz puesto sobre la mesa.

Palestina por su parte, consigue una ratificación y reconocimiento a nivel internacional de su cambio de táctica de la violencia a la negociación

Israel por otro lado, bajo fuerte presión internacional, reconoce indirectamente su vulnerabilidad como consecuencia de su actitud en la Guerra de 1967 y a su vez, lo mas importante, consigue que el entonces presidente de EE.UU. descongele un crédito por valor de 120.000 millones de pesetas.

Otra mediación por parte de América son los Acuerdos de Oslo del 13 de Septiembre de 1993.

Consecuencias: Después de meses de negociaciones secretas auspiciadas por Noruega, las delegaciones israelíes y la jordano-Palestina llegan a un acuerdo que abre las puertas a la autonomía de Cisjordania y Gaza y al futuro estatuto de Jerusalén. Este documento, conocido por el nombre de Declaración de Principios, regula las relaciones entre las dos partes durante lo próximos cinco años hasta la llegada de una solución definitiva. Unos días antes, Arafat reconoce el derecho a existir de Israel y Rabin acepta a la OLP como representante único de Palestina.

Acuerdo de Wye Plantation 23 de octubre de 1998

Países implicados: Israel y la OLP bajo el auspicio de EE UU
Consecuencias: Aumento del territorio autónomo de Cisjordania

Palestina:
- Se compromete a eliminar de su Carta Nacional 26 referencias a la lucha contra el Estado de Israel.
- Garantiza a Israel una mayor implicación de la policía Palestina en la represión de los movimientos radicales palestinos contrarios al proceso de paz, para lo que la CIA comienza a entrenar al cuerpo en la lucha antiterrorista. Vemos aquí la implicación directa de Estados Unidos dentro de territorio Palestino.



Israel:
- Se compromete a devolver en un plazo de tres meses (enero de 1999) un 13% de los territorios cisjordanos ocupados (1% bajo total soberanía Palestina, o zona A, y el 12% restante bajo soberanía compartida o zona B). En realidad, no se trató de una cesión adicional, porque ya estaba obligado por Oslo II a traspasar esta tierra

Los gobiernos de George Bush y Clinton potenciaron al máximo esta política de asegurar la doble relación con Israel y los estados árabes aliados, un marco de relaciones que respondía a los equilibrios entre el grupo de presión proisraelí y el grupo de presión del petróleo. Sin embargo, tanto el primer Bush como Clinton tropezaron con una piedra que se convirtió en un muro insalvable: la intransigencia israelí en el proceso de paz con los palestinos. Con este escollo, la medida a tomar era la más razonable: salvaguardar en la zona los intereses del país, así pues el gobierno de George W. Bush atendiendo a las premisas impuestas por los sionistas y neoconservadores estadounidenses escogió la alianza con Israel. Esto trajo consigo una inestabilidad en las relaciones con las países árabes, así que para controlar de forma directa la región se tenía que potenciar otros instrumentos de poder como son la presencia militar propia estadounidense (lo cual le viene bien en cuanto a su política expansionista en la zona y establecimiento de bases se refiere) y una alianza político-militar con Israel.



La ayuda ofrecida por la Administración estadounidense se basa en el envío de armamento fomentando la industria armamentística americana. Este envío de material moderno aumentó todavía más con la Administración Johnson. Siendo a partir de 1967 cuando empieza a fraguarse la relación entre Israel y Estados Unidos,

La relación entre estos dos países irá creciendo, por una parte, porque las guerras de Israel se convirtieron en un magnífico campo de pruebas del armamento estadounidense; y, por otra, porque la ayuda militar a Israel se convirtió, en realidad, en un comercio de armas subsidiado que creció incluso después del fin de la Guerra Fría. Aunque esta relación de subordinación cambiará y se verá más de “tú a tú” llegando Israel a plantar cara al gigante americano. Un claro ejemplo, fue cuando para conseguir Israel lanzar su ofensiva en el Sinaí, la franja de Gaza, Cisjordania y los Altos del Golán (territorio de importancia vital por recursos hídricos) tuvo que atacar el barco espía “Liberty” que pretendía controlar comunicaciones y movimientos en la zona.



El compromiso con Israel creció hasta casi confundirse con la política doméstica americana, hasta el punto de llegar a plantear un conflicto de lealtades en miembros de los gobiernos norteamericanos. Es tal la simbiosis existente entre los dos estados que hoy en día no hace falta confirmación pública por parte de la Administración estadounidense ante cualquier acción tomada por parte de Israel. Es más, fue el gobierno israelita a través del Likud quién intentó dar un nuevo enfoque a la relación con América, orientando las relaciones internacionales de Israel hacia Europa motivando así el interés americano ante la posibilidad de perder posiciones en Oriente Medio. Actualmente el poder de Israel es tal que no necesita la aprobación de ningún estado para lanzar una ofensiva, participando a su vez en multitud de eventos mundiales estrechando lazos con el viejo continente y los estados americanos.

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